Santo Domingo, RD – La trágica muerte de Franyeli Elizabeth, una bebé de cuatro meses, en una guardería informal del sector Los Mina, ha conmocionado a su familia y puesto en evidencia la falta de regulación en estos centros. El caso, ocurrido el 15 de febrero de 2024, ha dejado a sus padres, Jhandys Pérez y su esposo, con más preguntas que respuestas, mientras señalan negligencia en el cuidado de su hija.
Jhandys, quien tras un embarazo ectópico creía imposible volver a concebir, describió a Franyeli como un milagro. La pareja confiaba en Milagros López Lucas, quien había cuidado a sus otros hijos, pero el padre notaba que la niña lloraba al ser dejada allí. Ese jueves, tras no recibir respuesta a sus llamadas, Jhandys llegó a la guardería a la 1:35 p.m. y encontró a Milagros evasiva. Al entregarle a su hija, la cuidadora admitió: “Toma, mira la niña muerta. Yo me quedé dormida”. Desesperada, Jhandys intentó reanimarla y la llevó al hospital Darío Contreras, donde confirmaron su fallecimiento, con pulmones llenos de leche y flema.
El Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) concluyó que Franyeli murió por miocardiopatía hipertrófica, una condición cardíaca genética que causó falla cardíaca, edema pulmonar e insuficiencia respiratoria, descartando violencia física o química. Sin embargo, Jhandys insiste en que su hija era sana y nunca mostró síntomas de problemas cardíacos, cuestionando la supervisión de López Lucas.
El caso expone un vacío en la regulación de guarderías informales. El Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI) carece de un reglamento para controlar estos centros, dejando a miles de niños vulnerables. Sin investigación profunda ni declaración de la cuidadora, la muerte de Franyeli quedó archivada como natural, sumiendo a su familia en dolor y desconfianza. Este incidente resalta la urgente necesidad de supervisión para prevenir tragedias similares que podrían pasar desapercibidas en el sistema actual.