Un despliegue policial de proporciones cinematográficas ha sacudido a un vecindario de Phoenix, Arizona. Agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) utilizaron un vehículo blindado, granadas aturdidoras y un gran número de agentes para detener a Alfonso García Vega, un inmigrante sin documentos.
El operativo, que tuvo lugar en la madrugada, despertó a los vecinos con el estruendo de las granadas y el rugido de los motores. Testigos presenciales describieron una escena caótica, con agentes fuertemente armados rodeando la vivienda del detenido.
Este incidente ha generado una ola de críticas hacia el ICE, acusándolo de utilizar tácticas excesivas y de violar los derechos humanos de los inmigrantes. Varios grupos defensores de los derechos civiles han condenado el operativo, señalando que este tipo de acciones generan un clima de miedo y desconfianza en las comunidades inmigrantes.
El caso de García Vega se suma a una larga lista de incidentes en los que el ICE ha sido acusado de utilizar la fuerza de manera desproporcionada. Estas prácticas han generado un intenso debate sobre la necesidad de reformar las políticas migratorias de Estados Unidos y garantizar el respeto a los derechos humanos de todos los individuos, independientemente de su estatus migratorio.
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